Lagarde defiende la inclusión del yuan en la cesta de divisas del FMI

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La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde.

El yuan ha pasado el examen técnico del Fondo Monetario Internacional (FMI) para ser incluida en la cesta de divisas (junto al dólar, el euro, el yen y la libra esterlina) que utiliza el Fondo como referencia para sus operaciones de financiación. El dictamen, conocido en la antesala de la décima cumbre del G20 (en Antalya, Turquía), es un espaldarazo a China, a la que se le reconoce su papel creciente en las finanzas internacionales. Y también una excepción: a diferencia de lo que ocurre con el resto de monedas de referencia, Pekín aún determina el tipo de cambio de su divisa y limita su convertibilidad con controles de capital.

“Apoyo las conclusiones del equipo técnico del Fondo”. La declaración de la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, fue el colofón del comunicado con el que, en la noche del viernes, hizo oficial el resultado del análisis de los expertos del FMI.

Lagarde añadió que la decisión debe ser aún refrendada por el directorio ejecutivo del organismo internacional, que se reunirá el próximo 30 de noviembre, aunque parece ya tomada. Las mayores reticencias vienen de EE UU, pero un portavoz del Tesoro estadounidense confirmó en Washington que la posición de su Gobierno era apoyar la incorporación del yuan “si cumplía los criterios técnicos del FMI”. De contar con el visto bueno definitivo, el yuan pasará a formar parte de la cesta de divisas del Fondo en septiembre de 2016.

El FMI revisa cada cinco años la composición de la cesta de divisas que determina el valor de sus derechos especiales de giro, activos de reserva internacionales que el Fondo utiliza para sus operaciones de financiación: un banco central al que se le asignan derechos especiales de giro puede cambiarlos en cualquier momento por las divisas “libremente utilizables” que componen la cesta. Los técnicos del Fondo negaron esa condición al yuan en 2010, pero ahora han cambiado de opinión.

El trasfondo político también pesa. El FMI anunció el resultado del examen técnico a apenas un día del inicio de la cumbre del G20, el foro que reúne a los líderes de países avanzados y emergentes. Una cumbre que va a dejar en evidencia otra vez que el mandato de reformar el FMI para reflejar la importancia creciente de China y dotar al organismo internacional de más recursos sigue encallado en el veto del Congreso de Estados Unidos. El bloqueo ha llevado a Pekín a impulsar instituciones alternativas, como el banco de desarrollo de las grandes economías emergentes (los BRICS) o el banco asiático de inversión en infraestructuras.

Tipo de cambio aún intervenido

La decisión de facilitar la incorporación del yuan a la cesta de divisas del FMI sería algo más que un gesto simbólico: pese a ser el mayor exportador del mundo, apenas el 2% de las transacciones internacionales se hace en la divisa china. Y las reservas de los bancos centrales denominadas en yuanes no pasan del 1%, algo que cambiará automáticamente si se considera una moneda “libremente utilizable” para ser cambiada por los derechos especiales de giro.

Los expertos del Fondo Monetario Internacional consideran al yuan “libremente utilizable”, porque concluyen que la divisa china es “ampliamente utilizada” en las transacciones internacionales y es “ampliamente negociada” en el mercado de divisas. Es también una manera de ver el vaso medio lleno, porque persisten aún dos peros mayúsculos: el banco central chino sigue fijando la banda de fluctuación del yuan y Pekín, escarmentada de otras experiencias traumáticas, como la de Corea del Sur en los noventa del siglo pasado, mantiene límites a la libre entrada y salida de capitales, ya sea para individuos o empresas.

Los técnicos del Fondo optan por valorar los últimos pasos dados por Pekín: acuerdos con centros financieros para facilitar la emisión de bonos en yuanes, nuevos criterios para hacer más flexible la banda de fluctuación del yuan, la revisión de la forma en la que elabora sus estadísticas, la promesa del banco central chino de avanzar hacia la plena convertibilidad del yuan. Y en suma, la apreciación continuada de la divisa china frente al dólar en los últimos años –reconocida por el Gobierno estadounidense hace un mes, que ya no la cree “considerablemente infravalorada»-, que solo se interrumpió este verano.

elpais

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