Desde que Vladimir Putin comenzó a consolidar su poder en Rusia en la década de 1990, muchos de sus amigos se han hecho muy ricos.
Pero no así el presidente, dicen sus partidarios, que insisten en que Putin está por encima de la tendencia de acaparar capital que ha caracterizado a su administración. Sus finanzas personales muestran a un hombre de medios modestos. En abril, el mandatario declaró ingresos en 2014 por 7,65 millones de rublos (119.000 dólares), la propiedad de un apartamento en Moscú y otro en San Petersburgo y una participación en un estacionamiento.
A su hija Katerina le está yendo considerablemente mejor, ya que cuenta con el apoyo de varios de los amigos adinerados del presidente ruso, según una revisión de Reuters.
Tras especulaciones de medios sobre la identidad de Katerina, una destacada figura rusa dijo a Reuters que ella usa el apellido Tikhonova. Andrey Akimov, vicepresidente del banco ruso Gazprombank, dijo que había conocido a Katerina cuando era niña y la había visto más recientemente, y que Tikhonova, de 29 años, era la hija de Putin.
Reuters también supo que este año Katerina se describió como la «cónyuge» de Kirill Shamalov, hijo de Nikolai Shamalov, un viejo amigo del presidente. Shamalov padre es accionista en el Banco Rossiya, que funcionarios estadounidenses describieron como el banco personal de la élite rusa.
Como marido y mujer, Kirill y Katerina sumarían participaciones corporativas por unos 2.000 millones de dólares, según estimaciones dadas a Reuters por analistas financieros. Esa riqueza se basa mayormente en una participación en una compañía petroquímica y de gas que Kirill compró a Gennady Timchenko, otro antiguo amigo de Putin.
Entre las propiedades de la joven pareja también figura un chalé en Biarritz, Francia, cuyo valor es de unos 3,7 millones de dólares. Kirill se lo compró a Timchenko, un empresario multimillonario que conoce al presidente al menos desde la década de 1990.
Katerina también tiene éxito en el mundo académico y maneja varios proyectos de fondos públicos en la Universidad Estatal de Moscú. Una revisión de Reuters de documentos públicos muestran que la hija menor del presidente ha firmado contratos de varios millones de dólares de organizaciones estatales para que entidades que ella dirige realicen trabajos en la universidad. No hay indicios de que ella haya obtenido ganancias financieras personales de estos trabajos.
Tiene una posición destacada en la universidad y ayuda a dirigir un plan de 1.700 millones de dólares para ampliar su campus. Sus asesores en la institución incluyen a cinco miembros del círculo íntimo de Putin, entre ellos dos ex oficiales de la KGB que la conocieron cuando era niña. Ambos sirvieron con su padre en la década de 1980 cuando el mandatario fue destinado a Dresden, en Alemania Oriental.
La hija mayor de Putin, Maria, también está vinculada a la Universidad Estatal de Moscú. Es graduada del Departamento de Medicina Básica y se está haciendo una carrera en la especialidad de endocrinología, según documentos públicos.
Katerina, Maria y Kirill Shamalov declinaron hacer comentarios para este artículo. Al ser consultado sobre la vivienda en Biarritz, un portavoz de Timchenko dijo que no se referiría a temas personales.
La adquisición de acciones, acuerdos con empresas estatales, la propiedad francesa y las conexiones con la oligarquía ofrecen un inusual vistazo de la vida de las hijas de Putin. El presidente ha tenido una actitud muy protectora sobre su vida privada y la de sus hijas, quienes aparecen poco en los medios. Estas transacciones también dan una idea de las finanzas familiares del hombre más poderoso de Rusia y la élite que ha formado en torno suyo.
«NUEVA ARISTOCRACIA»
Katerina y Kirill, de 33 años, son parte de una nueva generación de rusos que vive un rápido ascenso debido a las buenas conexiones de sus padres. El fenómeno se asemeja a lo que sucede en China, donde los hijos y nietos de líderes del Partido Comunista han ganado posiciones de poder y amasado grandes fortunas.
Otros descendientes del círculo de Putin con creciente influencia son: Boris Kovalchuk, hijo de Yuri Kovalchuk, el mayor accionista del Banco Rossiya; Gleb Frank, hijo del ex ministro de Transporte Sergei Frank y yerno de Timchenko; Igor Rotenberg, hijo del multimillonario Arkady Rotenberg y ex compañero de judo de Putin; y Sergei S. Ivanov, hijo del jefe de gabinete del Kremlin Sergei B. Ivanov.
Olga Kryshtanovskaya, socióloga y ex miembro del partido Rusia Unida de Putin, dijo a Reuters que estaba emergiendo una «nueva aristocracia» en la política y las compañías estatales, en la que una segunda generación heredaba el estatus del actual círculo del presidente. «Muchos en la sociedad piensan que no se lo han ganado y cuestionan quiénes son realmente estas personas», comentó.
En una entrevista con Reuters, el líder opositor Alexei Navalny describió lo que llamó un «sistema neo feudal» que amenaza dominar cargos estatales y grandes negocios.
«Hoy en Rusia es absolutamente normal que los directorios de los bancos sean encabezadas por los hijos de funcionarios del servicio de seguridad, que ni siquiera tienen 30 años cuando son nombrados», dijo. «Es más que una sucesión dinástica. Los hijos no solo heredan los cargos de sus padres, sino también el derecho de elegir otro cargo que quieran. El peligro es que muy pronto todos los recursos clave terminarán en las manos de cinco a siete familias», agregó.
Reuters consultó al Kremlin sobre si Katerina Tikhonova era hija de Putin y si estaba casada con Kirill Shamalov, entre otras preguntas. Dmitry Peskov, secretario de prensa de la Federación Rusa, contestó: «No tenemos información sobre la vida personal, conexiones familiares, estado civil, actividades académicas, participación en proyectos determinados y árbol genealógico de la señora Tikhonova, o de otros individuos mencionados en su carta».
En comparación con esta nueva generación de jóvenes rusos, Vladimir Putin sigue siendo un hombre de clase media, según su declaración de bienes. Solo cuenta con su salario y dos apartamentos. No mencionó propiedades en el exterior.
El portavoz del presidente ha negado en varias ocasiones que una lujosa propiedad construida en el Mar Negro y conocida como «el palacio de Putin» fuera para el mandatario. Como Reuters informó el año pasado, la mansión fue financiada en parte por Nikolai Shamalov, padre de Kirill, el hombre que la hija del presidente señala como su esposo.
(Reporte de Stephen Gray en Londres y Elizabeth Piper en Moscú, información adicional de Katerina Kravstova y Himanshu Ojha en Londres y Claude Canellas en Biarritz, editado en español por Patricia Avila)
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