Murió un día después de un maravilloso acto de generosidad

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Matthew Jackson.

Se conocieron en un pequeño mercado de Trader Joe’s en Oceanside, San Diego, el pasado 10 de noviembre. Knighten, quien no había estado antes allí, fue con su bebé de cinco meses. A la hora de pagar se percató de que había dejado su tarjeta de débito en casa y la de crédito no pasaba por la máquina registradora debido a un dispositivo de protección contra el fraude.

La joven madre, quien es canadiense, comenzó buscando a tientas su teléfono para llamar al banco, mientras una larga fila se formaba detrás de ella; para colmo de males su teléfono se quedaba sin batería. Entonces un joven se le acercó y le preguntó si podía cubrir el costo de la compra. Primero se negó, pero él insistió y la madre aceptó finalmente.

El joven se hizo cargo de la factura de más de 200 dólares.

«Sentí como un enorme abrazo, ese gran abrazo de oso grande,» recordó la mujer, en declaraciones al diario LA Times.

El joven le dijo que no quería nada a cambio; simplemente que hiciera lo mismo por otra persona.
De todos modos, Knighten le preguntó su nombre y centro laboral, para ponerse en contacto con él posteriormente.

Al cabo de una semana, cuando consiguió un minuto de calma en su agitada vida hogareña, la mujer llamó al manager del joven, para conseguir su apellido y enviarle una tarjeta de agradecimiento y un regalo.

“Oigo llanto en el otro extremo de la línea y mi corazón se hunde…Me doy cuenta de que algo anda mal… Su jefe suavemente me informa de que este increíble ser humano estuvo en un trágico accidente de auto la noche siguiente y falleció. Ni siquiera 24 horas después de conocerlo… Ido. Así. ¿Cómo? ¿Por qué? No entiendo”, escribió Knighten en su cuenta de Facebook.

Apenas unas horas después de pagar la cuenta en el supermercado, el Ford Fiesta de Jackson chocó contra un árbol en un complejo comercial al final de Oeste Vista Way, no muy lejos de donde ambos se conocieron. Dos pasajeros resultaron heridos de levedad.

Jackson había asistido a la Universidad Liberty en Virginia y más tarde se trasladó al condado de San Diego para estar con su novia de hace varios años, con quien planeaba casarse.

En la ciudad de California trabajaba como entrenador en un gimnasio LA Fitness, por lo que pagar una cuenta de 200 dólares pudo haber sobrepasado su presupuesto. Pero su madre, LeeAnn Krymow, dice que esos actos de generosidad lo definían.

«Le encantaba ser amable. No era más que un niño muy especial. Tan lindo, tan inteligente, tan talentoso, un músico consumado. Uno se pregunta por qué suceden estas cosas», comentó la mujer.

Para difundir el legado del joven, Knighten comenzó una página en Facebook y Twitter, titulada “El legado de Mathews”, con el objetivo de alentar actos de generosidad con extraños, tal como había pedido el joven cuando la sacó de apuros en el mercado.

Hasta ahora la respuesta ha sido increíble, según la mujer “gente en Escocia, en Wisconsin, en Australia, diciendo que tendrían un gesto similar. Fue abrumador.»

Y en efecto, la generosidad ya ha tocado las puertas de la propia familia de Jackson.

Cuando su hermana y cuñado viajaron desde Phoenix, Arizona, para asistir al funeral, se detuvieron en la ciudad de Yuma a comer algo junto a sus cuatro pequeños hijos. Cuando iban a pagar la cuenta, recibieron una sorpresa: alguien lo había hecho por ellos.

yahoo

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