Una protesta en San Pablo en contra de la destitución de Dilma Rousseff, terminó con duros enfrentamientos entre manifestantes y policías.
Los efectivos reprimieron con gases lacrimógenos y balas de goma a miles de personas que salieron a las calles para expresar su apoyo a la mandataria suspendida.
De acuerdo con lo que publica el periódico Folha de San Pablo, un grupo de personas que se opone al juicio político armó barricadas en una de las principales arterias de la metrópoli financiera brasileña, la avenida Paulista.
Los incidentes ocurrieron mientras los manifestantes cortaban la calle ygritaban consignas contra el gobierno interino de Michel Temer, a cargo del Ejecutivo desde el pasado 12 de mayo.
La Policía informó que 2.000 personas se movilizaron para apoyar a Rousseff, mientras que los organizadores de la convocatoria, la Central Única de los Trabajadores (CUT), sostuvieron que se trató de mucha más gente.
La manifestación, que comenzó con una concentración al inicio de la avenida Paulista, estaba autorizada sólo para avanzar hasta el Museo de Arte de San Pablo (MASP), a una cuadra de donde están acampados desde hace varios meses activistas contrarios a la mandataria.
Un vocero policial dijo a la agencia de noticias EFE que las autoridades impidieron que los dos grupos «se encontraran» y que el «itinerario de la movilización ya había sido combinado».
Dilma Rousseff enfrenta a partir de este martes el veredicto del Senado sobre su destitución, al final de un juicio político que, según los sondeos entre los legisladores, despedirá a la izquierda en el poder de Brasil.
Combativa y por momentos sonriente, quedará para la historia la imagen de la presidente defendiéndose en una sesión maratónica. «No acepten un golpe que, en vez de solucionar, agravará la crisis brasileña», pidió Rousseff al pleno de 81 senadores.
«Pido que voten contra el impeachment y en favor de la democracia», señaló Dilma en su defensa, luego de nueve meses traumáticos desde que se inició el primer pedido de impeachment.
Rousseff, primera mujer en alcanzar la presidencia de Brasil, fue suspendida del poder en mayo por acusaciones de maquillar las cuentas públicas.
Su defensa aduce que las prácticas cuestionadas también fueron usadas de forma recurrente por gobiernos anteriores, sin que fueran castigados. La oposición argumenta que eso precipitó la crisis del país.
