Por qué se debe avanzar con cautela en las investigaciones para hallar una cura al Alzheimer

36
0
Compartir

La investigación científica y los ensayos clínicos sobre el Alzheimer avanzan con velocidad entre descubrimientos prometedores y límites que la ciencia aún no ha logrado superar. Cada anuncio sobre un posible tratamiento eficaz contra el mal despierta expectativas, pero muchas veces estas noticias no se traducen en soluciones reales.

El tema es que hoy la enfermedad neurodegenerativa de Alzheimer se ha convertido en la patología crónica no infecciosa más discapacitante de este tiempo, muy relacionado con el aumento de la edad poblacional y con un fuerte impacto en la salud pública del mundo.

Esto ha generado un ciclo de esperanzas y decepciones que impacta tanto en los pacientes como en la confianza pública sobre la ciencia. El desafío no es solo desarrollar terapias efectivas, sino también comunicar con precisión qué significan realmente estos avances. Evaluar con rigor cada hallazgo es clave para evitar falsas ilusiones y garantizar que los esfuerzos se enfoquen en caminos con verdadero potencial.

La enfermedad de Alzheimer impacta en el 5% de las personas mayores de 60 años y en más del 50% de la población de 80 años en adelante. Genera un problema que afecta a toda la familia primaria con trastornos cognitivos, conductuales y del sueño. Aumenta, además, diez veces los gastos relacionados con la salud (que de por sí son muy importantes) de los adultos mayores.El periodista Charles Piller expusoEl periodista Charles Piller expuso casos de manipulación de datos en estudios sobre el Alzheimer, generando dudas sobre ciertas líneas de investigación (Imagen Ilustrativa Infobae)

En diálogo con Infobae, el doctor Luis Ignacio Brusco, decano de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), director del Centro de Alzheimer del Hospital de Clínicas de la UBA y presidente de Alzheimer Argentina, explicó que la enfermedad de Alzheimer puede definirse como un envejecimiento acelerado del cerebro que desarticula la relación entre el tiempo mental y el corporal. Inicialmente, “afecta las funciones cognitivas, en especial la memoria reciente, y la conducta en general”. Con el tiempo, “compromete el sistema nervioso central en su totalidad, alterando funciones motoras, sensoriales, autónomas y los ritmos biológicos, lo que conduce a una progresiva pérdida de autonomía”. Su desarrollo, que puede extenderse entre diez y quince años, presenta síntomas heterogéneos cuya manifestación varía según el individuo y su contexto.

Brusco expresó su preocupación porque, en un mundo donde esta enfermedad afecta a millones de personas, la frecuente cobertura mediática sobre los avances de la investigación de esta enfermedad promueve “un fenómeno preocupante: la creación de falsas expectativas y un desgaste emocional en pacientes y cuidadores”.

A pesar de esta creciente crisis sanitaria, la ciencia aún no ha logrado desarrollar un tratamiento que detenga el deterioro cognitivo del Alzheimer, y mucho menos que lo revierta. Si bien la enorme complejidad del cerebro humano ha sido un obstáculo persistente, hay otro factor que ha minado el progreso en este campo: los ensayos científicos de resultados dudosos.La falta de tratamientos definitivosLa falta de tratamientos definitivos para el Alzheimer plantea un desafío global en salud pública, con un fuerte impacto en los costos de atención (Imagen Ilustrativa Infobae)

La mirada de Science

Uno de los especialistas que está poniendo en duda la rigurosidad científica de algunos ensayos y desenmascarado la manipulación de datos, imágenes y estudios, es Charles Piller, periodista de investigación de Science, autor de un libro de próxima aparición, ”Doctored: Fraud, Arrogance, and Tragedy in the Quest to Cure Alzheimer’s“, a quien The New York Times ha dado un espacio destacado para expresar los resultados de sus indagaciones.

Piller, en su ensayo que adelantó en el mismo diario estadounidense, expuso ejemplos muy importantes de mala conducta científica, como el caso del neurocientífico Eliezer Masliah, cuya investigación influyó en el desarrollo de tratamientos para la pérdida de memoria y la enfermedad de Parkinson. Según Piller, “durante décadas la investigación del Dr. Masliah había incluido fotografías manipuladas de forma indebida de tejido cerebral y otras imágenes técnicas, una clara señal de fraude”. Estas revelaciones llevaron a su destitución del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento de Estados Unidos.

Piller remarcó de qué manera, durante décadas, la investigación sobre el Alzheimer ha estado dominada por la hipótesis amiloide, que sostiene que la acumulación de placas de proteína amiloide en el cerebro es la causa principal de la enfermedad. Esta teoría ha sido ampliamente aceptada en la comunidad científica, influyendo en la asignación de subvenciones y en el desarrollo de fármacos. Sin embargo, a pesar de los enormes recursos invertidos, los tratamientos basados en esta hipótesis han tenido resultados que él califica de “decepcionantes”.

En ese sentido, Brusco, agregó en el diálogo que mantuvo con este medio, que “la expectativa en torno a los tratamientos prometedores contra el Alzheimer debe abordarse con cautela”. Estos tratamientos, basados en anticuerpos monoclonales, presentan efectos secundarios, tienen un alto costo y generan en la opinión pública expectativas que no siempre se corresponden con la magnitud de sus beneficios”.Luis Brusco, experto en Alzheimer,Luis Brusco, experto en Alzheimer, alertó sobre el impacto de la divulgación acelerada de posibles tratamientos en pacientes y cuidadores (Diego Barbatto)

“No se trata de excluir a los anticuerpos monoclonales del abordaje del Alzheimer, sino de evaluar con precisión su verdadero impacto”, remarcó. “Estos tratamientos podrían beneficiar al 20% de las personas con Alzheimer, lo que representa una proporción relativamente baja”, concluyó.

Ese fármaco fue “intensamente promocionado”, recordó y, luego de las críticas formuladas por buena parte de la comunidad profesional, “quedó relegado”. “Cuestiones similares suceden con diagnósticos de certeza que aparecen muy frecuentes en medios de comunicación serios, siendo luego descartados, aunque después de alimentar falsamente las expectativas tanto de familiares como de pacientes”, manifestó el experto argentino.

En ese sentido, alertó que “esta situación no solo afecta el bienestar emocional de quienes viven con la enfermedad sino que también alimenta un creciente escepticismo y desconfianza hacia los investigadores y las instituciones médicas. La percepción de que la búsqueda de publicidad o de fondos prevalece sobre el desarrollo de soluciones reales puede dañar la relación entre la comunidad científica y el público”.

En este contexto, es crucial entender el Alzheimer desde una “perspectiva transcultural, especialmente en América latina, donde las dimensiones socioculturales son fundamentales en el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad”, dijo.Los anticuerpos monoclonales ofrecen algunasLos anticuerpos monoclonales ofrecen algunas mejoras en el Alzheimer, pero su alto costo y efectos adversos limitan su aplicación generalizada (Freepik)

Por su parte, el doctorAlejandro Andersson, neurólogo y director médico del Instituto de Neurología Buenos Aires (INBA), destacó que el incremento de los ensayos clínicos sobre el Alzheimer representa un avance en la búsqueda de tratamientos más eficaces. “Hoy en día, se están explorando diversas estrategias, desde anticuerpos monoclonales dirigidos a la beta-amiloide (como lecanemab y donanemab), hasta terapias enfocadas en la proteína tau y en la neuroinflamación. También hay líneas de investigación sobre neuroprotección, terapias génicas y el uso de inteligencia artificial para el diagnóstico precoz”, afirmó.

No obstante, advirtió sobre la necesidad de moderar las expectativas en torno a estos desarrollos. “El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa extremadamente compleja, con múltiples factores de riesgo y mecanismos aún no del todo comprendidos. Aunque los fármacos actuales pueden retrasar la progresión de la enfermedad en algunos pacientes, no representan una cura definitiva ni una reversión del daño neuronal ya establecido”, dijo.

Las dudas en torno de algunos estudios sobre el Alzheimer

Piller y un equipo de expertos en imágenes científicas analizaron estudios de 46 investigadores destacados en el campo del Alzheimer e identificaron casi 600 artículos con datos cuestionables. La difusión de estos estudios, dijo, generó un efecto dominó en la comunidad científica y afectó la credibilidad de ciertas líneas de investigación y, en algunos casos, desviando recursos hacia hipótesis basadas en información manipulada.

Sin embargo, centrar la atención únicamente en estos casos de fraude podría dar una impresión distorsionada del panorama general. Como señala Doris Molina-Henry, investigadora en el Instituto de Investigación Terapéutica del Alzheimer en San Diego, al enfocarse en unos pocos actores deshonestos, se corre el riesgo de minimizar los avances reales logrados en este campo. En una carta al New York Times, Molina-Henry advierte que el artículo de Piller “minimiza el progreso de la investigación, incluyendo las recientes aprobaciones de tratamientos por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), que han demostrado ralentizar significativamente el deterioro cognitivo”.La desinformación sobre los avancesLa desinformación sobre los avances en la lucha contra el Alzheimer puede generar expectativas falsas y afectar la confianza en la ciencia (Imagen Ilustrativa Infobae)

De hecho, a pesar de los casos de fraude, la comunidad científica ha logrado hitos importantes en la comprensión del Alzheimer. Se han aprobado tratamientos que, si bien no representan una cura definitiva, han demostrado ser capaces de ralentizar la progresión de la enfermedad en sus primeras etapas. Además, la investigación ha avanzado en áreas clave como el diagnóstico temprano, las recomendaciones sobre salud cerebral y el desarrollo de políticas para apoyar a los cuidadores de personas con demencia.

El Alzheimer y otras formas de demencia son trastornos cerebrales de una complejidad extrema. Como enfatizó Molina-Henry, el progreso en este campo requiere “paciencia, inversión y el apoyo de millares de participantes en estudios comprometidos con la búsqueda de tratamientos”. Si bien es fundamental exponer y corregir la mala conducta científica, también lo es reconocer los logros y el esfuerzo continuo de la mayoría de los investigadores.

El riesgo de generalizar el impacto del fraude es que puede afectar la percepción pública de la ciencia, generando desconfianza en la investigación y reduciendo el apoyo a los estudios que podrían conducir a avances significativos. “Puede que estemos al borde de retrasar o incluso prevenir la demencia”, sostuvo Molina-Henry. “Cuando lo logremos, ese será el verdadero legado de la ciencia del Alzheimer”.

Luces y sombras del lecanemab

En medio de estos cuestionamientos, el fármacolecanemabdesarrollado por Eisai y Biogen surgió como una opción esperanzadora, aunque controvertida. Como mencionaron los expertos consultados por Infobae, se trata del primer medicamento que, si bien no ofrece una cura, demostró una reducción del avance del Alzheimer en un 27% en sus fases tempranas al eliminar depósitos de beta amiloide en el cerebro. Sin embargo, sus efectos secundarios pueden ser graves, incluyendo hemorragias cerebrales e incluso la muerte.Ensayos clínicos recientes buscan desarrollarEnsayos clínicos recientes buscan desarrollar terapias más efectivas para el Alzheimer, explorando nuevas estrategias como la neuroprotección (Imagen Ilustrativa Infobae)

La Agencia Europea del Medicamento rechazó el fármaco en julio de 2023, al mismo tiempo países como Estados Unidos, Japón, China y Corea del Sur, Hong Kong, Israel, Reino Unido y Emiratos Árabes Unidos lo aprobaron. En Europa, investigadores pidieron reconsiderar su decisión, argumentando que “deberían ser los pacientes que decidan si asumen o no los riesgos del tratamiento”.

El lecanemab también es costoso, con un precio anual de aproximadamente 24.800 dólares en Europa y Estados Unidos, y requiere pruebas previas para su administración, como un test genético para descartar incompatibilidades. Esto ha generado un intenso debate sobre su viabilidad como tratamiento generalizado.La comunidad científica debate sobreLa comunidad científica debate sobre los límites éticos en la comunicación de avances en el tratamiento del Alzheimer (Imagen Ilustrativa Infobae)

Tres aspectos clave de este medicamento son los siguientes:

Efecto modesto: Los ensayos clínicos demostraron que el fármaco cuya marca comercial es Leqembi ralentizó el deterioro cognitivo en un 27% en 18 meses. Sin embargo, los especialistas advierten que este impacto es limitado y difícil de percibir tanto para los pacientes como para sus familias. No detiene la enfermedad, solo la desacelera levemente.

Pacientes beneficiarios: Existen dudas sobre qué perfiles responden mejor al tratamiento, ya que el fármaco parece tener diferencias de efectividad según edad y género. También se desconoce si su efecto se mantiene a largo plazo más allá del período estudiado.

Seguridad y efectos adversos: Leqembi puede causar inflamación y hemorragias cerebrales. Se han reportado casos de pacientes con lesiones neuronales tras su administración. Por esta razón, su uso requiere un monitoreo estricto con resonancias magnéticas periódicas para detectar posibles complicaciones.

No hay comentarios

Dejar una respuesta