Para muchos, el nombramiento de Mohamed bin Salmán como nuevo príncipe heredero de Arabia Saudita no fue del todo una sorpresa. MBS -como también se lo conoce- es desde hace tiempo el hombre detrás de varias de las decisiones estratégicas más importantes del país árabe de los últimos años.
Considerado un halcón en política exterior y reformador en lo económico y social, el fulminante ascenso del hijo del rey Salmán comenzó tras la asunción como rey de su padre en enero de 2015.
Como ministro de Defensa, un cargo que mantendrá, bin Salmán impulsó la guerra en Yemen contra los rebeldes huties apoyados por Irán, mantuvo una linea de enfrentamiento con Teherán -al que en varias entrevistas acusó de «intentar controlar el mundo islámico»- y encabezó el bloqueo de los países del Golfo contra Qatar, acusado de financiar el terrorismo. Además fue él, y no el recién desplazado Mohamed bin Nayef, quien se reunió con Donald Trump en la Casa Blanca.
En lo económico, bin Salman ideó el ambicioso programa «Vision 2030», cuyo objetivo es reducir la dependencia de Riad del petróleo -que representa el 85 por ciento de las exportaciones- y construir un sistema más equilibrado.
En la idea de MBS las reformas económicas se acompañan a las sociales, vinculadas a los reclamos de la nueva generación -el 60 por ciento de los sauditas tiene menos de 35 años-, en uno de los países más cerrados y conservadores del mundo.
Un episodio en especial dejó al descubierto esas tendencias reformistas: el viaje a Silicon Valley para encontrarse con el fundador de Facebook Mark Zuckerberg. En esa oportunidad fue retratado con camisa y jeans y hasta fue fotografiado probando dispositivos de la realidad virtual.
Por otra parte bin Salman no es ajeno a las excentricidades y excesos típicos de los multimillonarios que controlan el poder en los países del Golfo. De él se habló el año pasado por la compra de «Serene», un yate de 139 metros al magnate ruso del vodka Yuri Shefler. En menos de 24 horas bin Salmán conoció el barco y concluyó la transacción, por la cifra récord de 500 millones de euros.
Si sucede a su padre, quien tiene 83 años y sufre una leve forma de demencia senil, MBS será el primero en inaugurar una descendencia de padre a hijo, ya que hasta ahora la sucesión en el país se transmitía de hermano a hermano.
En su país no todos aprueban el meteórico ascenso del príncipe. «Muchos ven su nombramiento como apresurado y más allá de las críticas», escribió The Guardian citando a diplomáticos occidentales en Riad. «Según parte del establishment no merece todos los poderes que le fueron otorgados».