Siete amigas prometieron jubilarse y morir juntas: así es la casa que construyeron para cumplir su sueño

Las amigas reunieron 4 millones de yuanes (USD 600.000) para hacer su proyecto realidad

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Cuando las siete amigas la vieron por primera vez, la vivienda era sólo un bloque de ladrillos, pero en seguida supieron que era perfecta para pasar juntas los últimos años de su vida (Video: shangai.ist)

Comenzó sólo como una broma entre amigas en el año 2008, pero aquella idea disparatada terminó por convertirse en realidad: se jubilarían, envejecerían y morirían juntas, y no esperarían a tener 60 años para ver su proyecto hecho realidad. Lo harían cuanto antes.

Cuando uno es pequeño, es normal hacer cientos de planes y  promesas con tu mejor amigo: siempre estaremos en el mismo equipo de futbol; iremos juntos a la Universidad; viviremos en la misma calle o nunca nos separaremos, son algunas de las fantasías que uno da por sentadas entonces. Sin embargo, los derroteros de la vida son impredecibles, y muchas veces los caminos se bifurcan. Pero esto, no es en absoluto lo que les ocurrió a estas siete amigas en China.

Las siete amigas se conocieron cuando eran adolescentes, hace ya más de 20 años. En 2008, imaginaron cómo sería vivir juntas cuando se jubilaran, y lo que en un principio fue una broma se convirtió en una realidad (Foto: shangai.ist)
Las siete amigas se conocieron cuando eran adolescentes, hace ya más de 20 años. En 2008, imaginaron cómo sería vivir juntas cuando se jubilaran, y lo que en un principio fue una broma se convirtió en una realidad (Foto: shangai.ist)
El grupo supo que no quería esperar a cumplir 60 para iniciar su proyecto, así que comenzaron a buscar un lugar perfecto para su retiro (Foto: shangai.ist)
El grupo supo que no quería esperar a cumplir 60 para iniciar su proyecto, así que comenzaron a buscar un lugar perfecto para su retiro (Foto: shangai.ist)

Ellas se prometieron hace ya más de 20 años que siempre estarían unidas, y no sólo lo cumplieron, sino que llevaron su pacto a otro nivel. Durante una noche del 2008, pensaron cómo sería vivir juntas cuando se convirtieran en sexagenarias. La charla dio lugar a risas y supuestos, pero diez años después, encontraron un lugar que les inspiró.

Ubicada a 70 kilómetros de la ciudad china de Cantón, descubrieron una pequeña villa rural arropada por un manto verde. Recorriendo sus tranquilas calles, descubrieron una casa tosca de ladrillos que miraba hacia los serenos campos de arroz. Imaginaron aquel bloque de adobe burdo como una espectacular casa de cristal en la que compartir momentos juntas y jamás temer a la soledad. Era simplemente perfecta.

Ubicado a una hora en coche de la ciudad de Cantón, las amigas encontraron esta villa rodeada de campos de arroz (Foto: shangai.ist)
Ubicado a una hora en coche de la ciudad de Cantón, las amigas encontraron esta villa rodeada de campos de arroz (Foto: shangai.ist)
Más allá de la villa, descubrieron un bloque de ladrillos al que le vieron gran potencial para convertirse en la casa de sus sueños. Unieron 4 millones de yuanes entre todas, y pensaron en el diseño (Foto: shangai.ist)
Más allá de la villa, descubrieron un bloque de ladrillos al que le vieron gran potencial para convertirse en la casa de sus sueños. Unieron 4 millones de yuanes entre todas, y pensaron en el diseño (Foto: shangai.ist)
Desde el principio se la imaginaron como una casa de cristal que les permitiera conectarse con la naturaleza y no perderse desde ningún rincón las hermosas vistas. Idearon una cápsula de vidrio en la fachada que les regalara vistas panorámicas del prado (Foto: shangai.ist)
Desde el principio se la imaginaron como una casa de cristal que les permitiera conectarse con la naturaleza y no perderse desde ningún rincón las hermosas vistas. Idearon una cápsula de vidrio en la fachada que les regalara vistas panorámicas del prado (Foto: shangai.ist)

Ninguna dudó. Cada una de ellas aportó dinero para reunir los cuatro millones de yuanes (USD 600.000) que costaba diseñar el hogar con el que habían soñado.

«Mantuvimos los pilares romanos y extendimos un poco el marco hacia fuera», explicó una de ellas al sitio web local Shangai.ist.

El resultado fue espectacular. Con 700 metros cuadrados, la casa blanca destaca sobre el prado gracias a la cápsula de vidrio de su fachada, que ofrece una vista panorámica del cautivador paisaje.

«Tres lados de la cápsula de vidrio están sobre el campo. Y en el medio, hicimos una sala del té», explicaron las propietarias al medio local.

Tanto la cocina como el comedor son amplios para poder albergar a todos sus familiares. La cocina se diseñó con un concepto abierto para poder interactuar con los distintos espacios y para que también mirara al paisaje (Foto: shangai.ist)
Tanto la cocina como el comedor son amplios para poder albergar a todos sus familiares. La cocina se diseñó con un concepto abierto para poder interactuar con los distintos espacios y para que también mirara al paisaje (Foto: shangai.ist)
La luz natural que entra en la casa fluye con el diseño simple de tonos claros (Foto: shangai.ist)
La luz natural que entra en la casa fluye con el diseño simple de tonos claros (Foto: shangai.ist)
Los dormitorios cuentan con enormes vidrieras y son individuales, para que cada una preserve su intimidad y tenga un espacio personal en la casa (Foto: shangai.ist)
Los dormitorios cuentan con enormes vidrieras y son individuales, para que cada una preserve su intimidad y tenga un espacio personal en la casa (Foto: shangai.ist)

El edificio tienes tres pisos. La primera planta cuenta con una sala de estar donde leen y charlan antes de irse a dormir. Desde la cocina rústica, pueden preparar sus mejores recetas mientras disfrutan de las vistas de los campos de arroz. Una extensa mesa cruza el comedor, con sillas suficientes para albergar a toda la familia.

En los niveles superiores, las habitaciones individuales les conceden la intimidad que uno siempre necesita. Todas cuentan con un tatami y con cristaleras que les permiten conectarse siempre con la naturaleza.

Aunque son siete, nunca discutieron ni se enfrentaron durante el proyecto. Ni siquiera por la decoración interior. Escogieron juntas muchos de los muebles en Marruecos y La India, y supieron concentrar sus diferentes estilos e ideas para dejar que éstos fluyeran en una casa que irradia luz natural.

Uno de los rincones favoritos del grupo es el “pabellón del té”, una plataforma de madera que construyeron en el exterior para merendar o cenar juntas y pasar tiempo al aire libre (Foto: shangai.ist)
Uno de los rincones favoritos del grupo es el “pabellón del té”, una plataforma de madera que construyeron en el exterior para merendar o cenar juntas y pasar tiempo al aire libre (Foto: shangai.ist)
En ningún momento del proyecto, las amigas se enfrentaron, y todas aportaron sus ideas para crear su hogar (Foto: shangai.ist)
En ningún momento del proyecto, las amigas se enfrentaron, y todas aportaron sus ideas para crear su hogar (Foto: shangai.ist)
Cuando cumplan 60 años, se mudarán de forma permanente a la casa, y jamás tendrán miedo a la soledad. Para que la convivencia no afecte a su amistad, hicieron una nueva promesa (Foto: shangai.ist)
Cuando cumplan 60 años, se mudarán de forma permanente a la casa, y jamás tendrán miedo a la soledad. Para que la convivencia no afecte a su amistad, hicieron una nueva promesa (Foto: shangai.ist)

Con el objetivo de aprovechar los espacios exteriores de la vivienda, construyeron una piscina para los días más calurosos y un «pabellón del té», una plataforma en medio del prado cubierta por lonas, donde pasan juntas sus tardes mientras beben una infusión.

Ahora que cumplieron con su palabra, las amigas no han tardado en hacer una nueva promesa. Hasta la edad de 60, cada una deberá aprender una habilidad para que la convivencia cuando envejezcan sea la mejor posible: coser, cuidar de un huerto, cocinar, o aprender a tocar un instrumento, son algunas de las opciones que tienen en mente.

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