Donald Trump mostró que nadie ni nada lo frena. La última grosería contra Hillary Clinton sobrepasó todos los límites. En su última aparición pública, utilizó un término vulgar usado para referirse a un pene de gran tamaño en un furibundo ataque personal contra la precandidata demócrata, en el que también afirmó que ella había hecho una «asquerosa» pausa para ir al baño durante un debate.
El género femenino ha sido uno de los blancos preferidos de los ataques del magnate. Antes de la reciente agresión, había dicho que la favorita del Partido Demócrata era «estridente». Además, cuando se le consultó acerca de los motivos por los cuales tenía una reacción negativa cuando su competidora republicana Carly Fiorina aparecía en televisión, él respondió: «¡Miren esa cara!».
En su último libro, Crippled America: How to Make America Great Again (Estados Unidosparalizado: cómo hacerlo grande de nuevo), asegura: «Trato a hombres y mujeres por igual». La frase sorprende por sus comentarios machistas durante la campaña electoral. Uno de esos apuntó contra una periodista que lo incomodó durante un debate televisivo.
En el libro se defiende: «Mis sentimientos positivos hacia las mujeres se ven reflejados en el número de mujeres que trabajan en mis organizaciones. Puse a mujeres en puestos importantes mucho antes de que nadie lo hiciera porque sabía que podían con ello». Y agrega: «Les pago lo mismo, las asciendo del mismo modo y, cuando la pifian, las despido igual».
Durante uno de los debates republicanos, el magnate insinuó que la presentadora de Fox Megyn Kelly había sido dura con él porque estaba menstruando. «Podías ver cómo le salía sangre de los ojos. Le salía sangre de su… donde sea», dijo Trump sobre Kelly. «Yo no hice nada malo, en absoluto», afirmó luego.
Escándalo en EEUU: el insulto más grosero de Donald Trump contra Hillary Clinton https://t.co/FEIGPWHaXo pic.twitter.com/ZghUA2KSEn
— Infobae América (@InfobaeAmerica) December 22, 2015
Durante su campaña también calificó de «cerdas gordas», «perras» y «animales desagradables», entre otros calificativos, a las mujeres que le disgustan. Trump asegura que su incorrección política le da publicidad. Y publicidad son votos.
Pero tal vez el magnate no haya tenido en cuenta que cierta propaganda pueda ser dañina. Muchas mujeres podrían dejar de votar al multimillonario por sus insultos machistas.