El presidente electo Donald Trump, quien enfrentó una férrea oposición de algunos líderes de Silicon Valley durante su campaña presidencial, se esmeró el miércoles en asegurar a los titanes de la tecnología que su gobierno «está aquí para ayudarlos a que les vaya bien». Pero en la cita faltaba una cara conocida del sector: Twitter.
Trump, todavía saboreando su victoria en la elección, convocó a una reunión en la Torre Trump a casi una docena de líderes de la industria, la cual apoyó mayormente a la candidata presidencial demócrata Hillary Clinton. Del encuentro participaron también sus hijos Ivanka, Donald Jr. y Eric.
Así, el presidente electo recibió, entre otros, a los jefes de Apple, Microsoft, la empresa de Google Alphabet, Amazon y Tesla, es decir, Tim Cook, Satya Nadella, Larry Page, Jeff Bezos y Elon Musk, además de la jefa de IBM Ginni Rometty. El fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, envió a su gerente general Sheryl Sandberg en su representación.
Mirá también: Así es el vasto y complejo imperio de Donald Trump
«No hay nadie como ustedes en el mundo», señaló. Pero les reclamó, sobre todo a Apple, producir más en el país. Y señaló que quería escuchar nuevas ideas: «Llamen simplemente a mi gente, llámenme a mí, no hay diferencia. No tenemos una cadena de mando formal aquí», dijo.
«Queremos que sigan con la increíble innovación. Cualquier cosa que podamos hacer para ayudar a que esto siga, estaremos a su lado», agregó Trump.
Uno de los pocos inversores de Internet que apoyaron a Trump fue el cofundador de Paypal, Peter Thiel, quien también participó en el encuentro.
Trump tuvo un enfrentamiento especialmente duro con el jefe de Amazon, Jeff Bezos, a quien pertenece el «Washington Post», crítico con el mandatario electo en el último tiempo.
Trump criticó a Bezos por la cobertura de su campaña que realizó su periódico e insinuó que Amazon podía ser investigada por asuntos monopólicos si es que él resultaba electo.
Con todo Bezos, dijo que estaba «superemocionado por la posibilidad de innovación», comentario que compartieron otros asistentes.
Pero el gran ausente de la jornada fue Jack Dorsey, de Twitter.
No fue invitado, según indicaron los medios, a pesar de que esa fue la plataforma a través de la cual Trump hizo campaña en gran parte.
Un miembro del equipo de transición presidencial aseguró que Twitter “no fue invitado porque no es lo suficientemente grande”.
Twitter está valuado en 13.85 miles de millones de dólares, mientras que Tesla, la compañía más pequeña del grupo reunido por Trump, se cotiza en 31.92 miles de millones de dólares.
Pero de acuerdo con fuentes cercanas al magnate, citadas por la revista Fortune, la exclusión de Dorsey se debió a que durante la carrera electoral, la red social se negó a incluir un emoji pagado por la campaña del republicano en los tuits contra Hillary Clinton.
Según la revista, el equipo de Trump quería que el emoji apareciera en aquellos tuits publicados durante el segundo debate que contuvieran el hashtag #CrookedHillary (#DeshonestaHillary).
Twitter rechazó la oferta, bajo el argumento de que los usuarios podrían no saber que el emoji era pagado por Trump.
El equipo de Trump negó que hubiera una relación entre este hecho y la ausencia de Dorsey.
Ninguna otra industria fue tan abierta en su desprecio hacia Trump durante su campaña como lo fue el sector de tecnología. En una carta publicada en julio, más de 140 ejecutivos, empresarios e inversionistas calificaron a Trump como un «desastre para la innovación».
Además, los comentarios denigrantes de Trump hacia los mexicanos, su promesa de deportar millones de inmigrantes que ahora viven en el país de manera ilegal, así como sus declaraciones lascivas sobre mujeres, fueron consideradas ampliamente racistas, autoritarias y sexistas en una industria que se enorgullece de su tolerancia.
A su vez, Trump a veces arremetió contra la industria y sus líderes, y pese a reiterarles su confianza el miércoles aún persisten interrogantes sobre cómo gobernará.
La industria también está preocupada de que Trump intente socavar la «neutralidad de la red», una norma que obliga a los proveedores de servicios de internet a que provean acceso igualitario a todos los servicios en línea.
Los señalamientos de Trump de una prensa deshonesta y parcial también han suscitado temores de que intente restringir la libertad de expresión en internet.
Diversas personalidades en Silicon Valley consideran que la mejor medida del sector sería guardar la distancia hasta que Trump cambie el tono de su discurso.
El exejecutivo de Google, Chris Sacca, hoy un inversionista del sector, afirmó que los directivos de Silicon Valley debieron evitar la reunión en conjunto.
Sentarse con el presidente electo «sólo habría tenido sentido después de que Trump garantizara públicamente que no alentará la censura, dejará de aprovechar la desinformación, fomentará la neutralidad en internet, censurará los delitos de odio y apoyará la ciencia», señaló Sacca.
(Fuente: agencias)