Mañana es Viernes Dolores y para la Iglesia católica es un día dedicado a la solidaridad con la madre de Jesús, que más adelante sería testigo de la pasión, muerte y posterior resurrección de su hijo. Se trata del final de la Cuaresma y el preámbulo del inicio de la Semana Santa.
Tradicionalmente es este viernes, cuando se inician las procesiones en las comunidades cristianas en apoyo a la virgen dolorosa, pero este año la Congregación para el Culto Divino las ha prohibido para evitar el contagio de los fieles del coronovirus.
Para la ocasión, los devotos de la Virgen ofrendan agua como símbolo de las lágrimas derramadas con la muerte de su hijo la tarde del Viernes Santo.
Dos días después, inicia la semana mayor o Semana Santa, tiempo de reflexión, oración y de solidaridad al prójimo, siendo la parte más alta desde el Jueves Santo hasta el Domingo de Resurrección, la fiesta más importante de todo cristiano.
Este Domingo de Ramos es una de las celebraciones más importante del cristiano en la que el pueblo expresa su bienvenida al Jesús Rey que entra triunfante a Jerusalén y la festividad se distingue por el uso de los símbolos de la palma y del agua.
Este año, y debido a las limitaciones a las que obligan el virus mundial conocido como COVID-19, los católicos exhortan a colocar un ramo de palma en el frente de su casa para celebrar la fecha en el seno del hogar y simbolizando que, pese al aislamiento obligatorio, los católicos siguen en comunión.
Se propone que las ramas sean colocada en las puertas de las viviendas desde el sábado para que amanezca el domingo.
“La rama verde también será un signo palpable y visible de que somos cristianos católicos y que tenemos la esperanza puesta en Dios”, se expresa en una exhortación a celebrar la Semana Santa.
