Malas

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Malas es un espectáculo basado en sketchs sin hilo aparente, ni fin que no sea entretener. Y eso lo logra. El mismo opening, con palabras subidas de tono, señala el derrotero.

Destacan buen diseño de vestuario y maquillaje con peluquería incluidas, junto a luces y musicalización adecuadas. Ahora bien, las actrices lo aclaran, esto NO es teatro. Del primer skecth, Milagros Germán sale airosa, en un crescendo exasperante con chisme, que provoca la hilaridad.

Quizás el más logrado de todos es el que Charityn Goico y Giselle Blondet protagonizan, sobre la supuesta muerte de la abuela y que desemboca en las contradicciones entre madre e hija.

Entre los más flojos el de Iris Chacón con Yolandita Monge, que clasifica más como velada colegial. Aceptable Luz García en su monólogo sobre la hermana, la cultura general y las cirugías estéticas.

Otro momento alto fue en el sketch de Giselle Blondet y Yolandita Monge en los roles de suegra y novia del hijo. Muy aplaudido por el giro que da. También el de Charityn y Luz como rectora universitaria y representante, que con humor aborda el tema del lesbianismo.

Bajó de nuevo la curva de atención y de calidad cuando Iris Chacón y Giselle Blondet se enredaron en un cuadro acerca de una grabación de una telenovela donde una debía dar una bofetada a la otra, y el elemento de la peluca de Iris se convierte en el objeto de risa. Luego Yolandita logra quizás su mejor desdoblamiento en el papel de una Amet que multa a Milagros.

Eran eso, una serie de sketchs sin nada que ver uno con otro, pero el más absurdo de todos fue el de Luz García y Giselle Blondet vestidas de monjas, en una conversación pretendidamente valiente. Aquí comencé a estirar las piernas, mi señal íntima de que lo que veía me resultaba ya largo y aburrido.

El final de las villanas se convierte ya en un aquelarre del sinrazón. No logré entender de qué iba, a no ser que me corroboró que Charityn logró sobresalir como quiera que la lanzaran al ruedo.

Nunca entendí tampoco la necesidad del travesti. Si hacemos un ejercicio de imaginación y lo quitamos de todo el espectáculo, nos damos cuenta que nunca estuvo y su presencia quizás se deba a razones extra artísticas.

Creo que a Malas lo que le falta es texto, y desaprovechan el momento para denunciar con la risa el contrapeso fatal del machismo. Y que la Ley de Newton (acción-reacción) pudo darle más peso específico a la propuesta. Lamento, en fin, que un extraordinario talento esté por debajo de sus posibilidades, por un pobrísimo texto que no logra mostrar que son Malas. No es teatro, es cierto, es casi más velada escolar subida de tono que otra cosa.

Fuente: Diario Libre

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