El psiquiatra Javier Frómeta deploró ayer que se atribuyera a “actividad paranormal” y “posesiones demoníacas” los episodios acaecidos en escuelas donde estudiantes han mostrado síntomas de debilidad y pérdida del conocimiento.
El profesional de la conducta, al referirse al más reciente caso ocurrido en un centro educativo del municipio Dajabón, califica de “absolutamente inadecuado” que en una sociedad como la dominicana todavía se atribuyan sucesos de ese tipo a influencias malignas.
Frómeta estima que conclusiones de ese tipo no tienen base científica, pero tampoco religiosa, tras lamentar que “esa conciencia retrógrada, mágico-religiosa, tenga cabida” con situaciones que ameritan un enfoque profesional.
La situación de uno de los alumnos que tuvo pérdida de conciencia y plafonamiento de la mirada –razonó el experto- pudo ser por una bajada de glucosa, un estado febril o que el niño sea previamente epiléptico.
El psiquiatra dominicano, quien tiene 36 años residiendo en España, dijo que el tratamiento dado a ese caso por las autoridades educativas del plantel solo fomenta la ignorancia y el primitivismo que “debemos desarraigar de la sociedad dominicana de una vez por todas”.
Consideró que la decisión más apropiada en estos casos es poner a esos estudiantes de inmediato en manos de profesionales de la salud y luego comunicarlo al Ministerio de Educación para la valoración y el manejo apropiado.
Frómeta llamó a tener cuidado también con la posible venta de sustancias adictivas en los alrededores de centros educativos, ya que los niños, niñas y adolescentes por su fragilidad e inmadurez son diana para convencerlos e inducirlos al consumo de drogas.
“Es un fenómeno mundial, pero que debemos ponerle freno, y más tomando en cuenta que República Dominicana ya se ha convertido de un lugar de paso de droga a un lugar que además es gran consumidor de drogas”, advirtió el experto, quien tiene una especialidad en psiquiatría infanto-juvenil y un máster en medicina psicosomática.
Exhortó a tener una mayor vigilancia con los menores y el uso de las modernas tecnologías, porque es una vía para engancharlos en el consumo de estupefacientes, tras citar que en España hay actualmente un gran debate sobre si permitir o prohibir el uso de celulares en los centros educativos.
Las adicciones sin sustancias –reflexionó- son tan peligrosas como aquellas con sustancias, entre ellas el juego, las apuestas, la pornografía y el uso excesivo de aparatos electrónicos.
El pasado 28 de enero, según un reporte del corresponsal de LISTÍN DIARIO, Goidy Reyes, maestros y estudiantes vivieron momentos de pánico y angustia en la escuela Generoso Alejo Lombert Carrasco, del fronterizo municipio Dajabón, tras una supuesta actividad paranormal que presentaron algunos alumnos del centro.
La información indica que en la escuela se presentó “algo sobrenatural” con un alumno que perdió el conocimiento y la fuerza, condición que se transfirió a otros estudiantes, pero que al llevarlos al hospital oraron por ellos y mejoraron.
La directora del centro explicó que el episodio afectó a seis estudiantes, a quienes les cambió el rostro de color, perdían la vista y la fuerza, quedando paralizados sin conocimiento y sin habla, hecho que nunca había pasado en la escuela.
Luego del episodio, la pastora Luz de Castro visitó el centro educativo para orar y dijo que los niños fueron poseídos por espíritus, según pudo constatar.
OTROS CASOS
Episodios como el de Dajabón son frecuentes en las escuelas del país. En febrero del año pasado, en la escuela Ernesto González Lachapell, en Baní, un grupo de estudiantes fueron llevados a la emergencia del hospital Nuestra Señora de Regla, debido a un ataque de nervios porque alegaron haber visto al diablo.
Un mes después del incidente en el centro educativo banilejo, un caso similar ocurrió en escuela básica de la comunidad Benerito, en la provincia La Altagracia, donde por lo menos 25 estudiantes, con edades entre 7 y 15 años, tuvieron alucinaciones, desmayos y dificultad respiratoria tras participar en un “extraño juego” dentro del aula.
El Ministerio de Educación prometió investigar en cada ocasión, pero luego no ha ofrecido información a los medios de comunicación sobre cuáles fueron las reales motivaciones de esos episodios.