Hace unos días, Beyoncé lanzó “Formation”, su primera canción desde 2014, como adelanto previo a su presentación del domingo en el Super Bowl. El tema de la melodía, la autoafirmación, es terreno conocido para Beyoncé, y el video está entre las obras más políticamente directas de su carrera, con comentarios implícitos sobre la brutalidad policiaca, el huracán Katrina y el poder financiero de la comunidad negra. Jon Caramanica, crítico de música pop de The New York Times; Wesley Morris, nuestro crítico de cultura, y Jenna Wortham, escritora de la New York Times Magazine, hablaron sobre la canción, el estilo del video y la manera en que Beyoncé mezcla lo estético y lo político. A continuación, fragmentos de su conversación:
JON CARAMANICA
Beyoncé, más que cualquier otra cosa, es meticulosa; por ejemplo, planeó el lanzamiento de “Formation” 24 horas antes del Super Bowl, donde compartió el espectáculo de medio tiempo con Coldplay —a quienes terminó aniquilando—. Beyoncé ya tiene un historial en el Super Bowl: su presentación en el medio tiempo de 2013 en Nueva Orleans quizá fue la más grandiosa de la era moderna.
En “Formation” regresa a esa ciudad; pero ahora las escenas sugieren un desastroso y fantástico escenario post-Katrina. Se monta sobre el techo de una patrulla de la policía de Nueva Orleans, la cual se sumerge en algún punto del video (con ella aún subida en él). Y al final del video, una línea de policías con sus equipos para enfrentar disturbios se rinden, con las manos en alto, frente a un niño negro con un hoodie que baila; después, la cámara enfoca un grafiti: “Dejen de dispararnos”.
Se trata de imágenes impresionantes, una alegoría a la era de Black Lives Matter. El espectáculo de medio tiempo suele ser un espacio de entretenimiento, pero Beyoncé lo transformó en un momento político.
JENNA WORTHAM
Quiere que sepamos —ahora más que nunca— que aún tiene los pies sobre la tierra, que está atenta a lo que ocurre en el mundo y que todavía es esa chica del barrio. Creo que quiere hacernos saber que, aunque sea el acto principal de un evento masivo como el Super Bowl, tiene opiniones y no le da miedo compartirlas a escala nacional o mundial.
Es fácil pensar que el lanzamiento de un video es una manera sutil de hacer una declaración tan fuerte, pero a Bey siempre le ha interesado utilizar imágenes sorprendentes, letras inteligentes y narrativas de alto impacto para expresar su punto de vista.
Como siempre, un lanzamiento sorpresa de Beyoncé opera a través de múltiples dimensiones, y “Formation” no solo explora la brutalidad policiaca: es acerca de toda la experiencia negra en Estados Unidos, en 2016, la cual incluye estándares de belleza, (des)empoderamiento, cultura y las partes compartidas de la historia estadounidense.
WESLEY MORRIS
Ustedes me están diciendo que este video es muy muy negro. Cuando dice: “Me gustan las narices negras como las de los Jackson 5”, básicamente está diciendo (como en “Anaconda” de Nicki Minaj): “my anaconda don’t want none unless you got buns, hon”, pero refiriéndose al rostro del hombre negro.
La negritud de Beyoncé nunca estuvo en duda, pero hay algo que me pregunto: cuando te vuelves millonario y así de famoso, cuando te juntas, por ejemplo, con Gwyneth Paltrow y Chris Martin, ¿acaso empiezas a temer estar desconectado de lo que son, en el caso de Beyoncé, tus raíces sureñas? Su idea de estilo en esta canción consiste en guardar una botella de salsa picante en su bolso. Es específico, serio y glorioso.
JENNA WORTHAM
Wesley, eso es lo más negro de lo negro. No es la nueva negritud de Pharrell (¡sin ofender!), es la negritud de las abuelas. Su idea de estilo es traer una botella de salsa picante en su bolso vestida de Givenchy. Eso es propio de alguien exitoso, y por eso el mundo/Internet se ha vuelto loco. Es fenomenalmente delicioso.
JON CARAMANICA
Exacto. Dice: “Gané todo este dinero pero jamás me podrán quitar mis raíces”. Lo que es fascinante de esta canción y su video es la forma en que Beyoncé expresa sus ideas políticas tanto literal como coloquialmente. Su extremismo es tan manifiesto como implícito: sabe que las declaraciones creativas de la identidad y el orgullo negro son tan poderosas como cualquier otra declaración social o política.
Estás en lo correcto, Wesley, cuando dices que está dejando clara la forma en que reclama su antigua identidad en este nuevo espacio. Pero también es importante recordar que ya estaba haciendo algo similar en Beyoncé, el álbum que lanzó a finales de 2013.
“Formation” parece una amplificación refinada de ese álbum: es vigorosa y ambiciosa, pero también angular y difícil. Entre la canción y el video, está la disco, la iglesia, la tienda de pelucas, la coreografía en línea, el desfile de traseros, los vaqueros negros y, desde luego, videoclips de Nueva Orleans que tomó prestados de un minidocumental titulado “The B.E.A.T.“.
Beyoncé pertenece al viejo y al nuevo sur: sus acercamientos musicales y estéticos los plantean como si existieran en un continuo.
JENNA WORTHAM
Todos esos son buenos argumentos, Jon. Es precisamente la misma estrategia que utilizó en su último álbum y, estéticamente, se siente similar.
Su gama de colores, sus gestos de desagrado y sus referencias parecen extremadamente familiares, y no sería un video de Beyoncé si no hubiese estrenado una nueva gama de estilos y bailes espectaculares, los cuales desde luego ya se han convertido en GIFs y memes.
Algunos académicos y activistas de Twitter criticaron su uso de la palabra “feminista” y dijeron que era un fondo para su presentación en los VMA de 2014; además, subrayaron el contraste entre una canción como “Flawless”, un himno triunfal que alardeaba de su independencia, y “Partition”, donde canta sobre intentar ser sensual para su esposo.
Personalmente, creo que puede hacer ambas cosas: se puede deleitar en su sexualidad y expresar incertidumbre frente a las diferentes etapas de su vida; así fue como interpreté esa impresionante toma en la que está levantando el dedo del medio, con los labios perfectamente coloreados de negro y las muñecas, y el cuello llenos de perlas y joyas; su rostro casi no se ve detrás de ese sombrero de ala ancha.
El control de Beyoncé es un ejemplo exquisito de autocontrol, especialmente en el ambiente actual, saturado por las redes sociales. Uno también podría interpretarlo como una llamada existencial para que sus espectadores hagan algo: “Mujeres negras, únanse a mí y hagan su propia formación, una estructura de poder que no depende de instituciones tradicionales”.
Tampoco es poca cosa que elija presumir su gran riqueza y su habilidad de ganar más que la mayoría de los hombres en la industria de la música (incluido su esposo, Jay Z) durante el Super Bowl: el evento insignia de la virilidad masculina y la violencia en Estados Unidos. Eso es un símbolo tremendo. Es un momento en el que todo el país estará observándola, obligado a sentarse y prestar atención. No podemos pasar por alto lo audaz que es eso… y yo creo que esa es la razón por la que es capaz de captar nuestra atención de la forma en que lo hace. No hay nada igual, punto.