Esta IA puede predecir su personalidad con solo mirarle a los ojos

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¿Es usted neurótico, agradable, extrovertido o concienzudo? La nueva tecnología pretende conocerlo mejor de lo que se conoce usted mismo.

El aprendizaje automático le da un nuevo significado a la frase «en un abrir y cerrar de ojos», con investigadores de la Universidad de Australia Meridional y la Universidad de Stuttgart que utilizan los movimientos oculares para predecir rasgos de personalidad clave.

La investigación subraya el estrecho vínculo entre los ojos y la personalidad, lo que puede ayudar a mejorar la interacción entre los robots y los humanos. Y aunque este estudio se llevó a cabo a pequeña escala, arroja luz sobre la importancia de la comunicación no verbal que podría ayudar al desarrollo de sistemas para reconocer e interpretar las señales sociales.

«Gracias al enfoque de aprendizaje automático, pudimos analizar automáticamente un gran conjunto de características del movimiento de los ojos y clasificarlas por su importancia para predecir rasgos de la personalidad», escribieron los investigadores. «Al ir más allá de las características investigadas en trabajos anteriores, este enfoque también nos permitió identificar nuevos vínculos entre características del movimiento ocular y rasgos de la personalidad previamente poco investigados».

Imagen: Wikimedia Commons

El proyecto usó inteligencia artificial para rastrear y monitorear los movimientos oculares de 42 individuos usando herramientas de SensoMotoric Instruments. Esos hallazgos fueron luego cotejados con cuestionarios bien establecidos que definen los rasgos de la personalidad.

De los cinco rasgos clave: apertura, escrupulosidad, extraversión, amabilidad e inestabilidad emocional, la tecnología identificó fácilmente cuatro: inestabilidad emocional, extraversión, amabilidad y escrupulosidad.

Seguimiento de los movimientos oculares

Las 42 personas fueron equipadas con un rastreador ocular y se les otorgaron cinco dólares australianos y 10 minutos para realizar una compra en una tienda del campus universitario. Cuando regresaron, se quitaron el rastreador ocular y completaron cuestionarios de personalidad y curiosidad.

Los hallazgos se analizaron para mostrar cómo los movimientos oculares de rasgos específicos varían según las actividades. Si bien el estudio utilizó una muestra pequeña y los autores dijeron que las predicciones aún no son lo suficientemente precisas para aplicaciones prácticas, arrojan luz sobre el estrecho vínculo entre la personalidad y los movimientos oculares. El diámetro de la pupila, por ejemplo, fue importante para predecir la inestabilidad emocional.

Imagen: Frontiers in Human Neuroscience

El siguiente paso, dijeron, es el desarrollo de sistemas que puedan reconocer e interpretar las señales sociales humanas.

Y es probable que este tipo de investigación aumente en importancia a medida que la IA se integra cada vez más a nuestras vidas. La tecnología ya alimenta a los asistentes virtuales como Siri de Apple o Alexa de Amazon.

Robots humanos

Hacer que estos servicios y otros robots sean más humanos es un foco de mucha investigación, ya que las máquinas también son capaces de realizar muchas tareas prácticas. En China, los hoteles usan robots para llevar artículos a una habitación o ayudar a los clientes que se pierden dentro de las instalaciones. Y en Shanghái, puede beber un café preparado por un robot.

Sin embargo, en este momento, los humanos interactúan con estos robots a través de una aplicación, en lugar de cara a cara. Desbloquear el poder para ayudarlos a conversar inteligentemente con los humanos, aprender de esas interacciones y responder con una versión de empatía en la computadora podría allanar el camino para muchos otros usos potenciales.

«Tal conocimiento de la conducta humana no verbal también podría transferirse a los robots socialmente interactivos, diseñados para mostrar un comportamiento humano», escribieron los investigadores. «Estos sistemas podrían, en última instancia, interactuar con los humanos de una manera más natural y socialmente aceptable, volviéndose más eficientes y flexibles».

Escrito por Emma Charlton, escritora.

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