Gran hallazgo contra el dengue, zika, fiebre amarilla y encefalitis

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Un grupo de investigadores argentinos ha detectado en el virus del dengue un fragmento genético que frena la replicación del patógeno. El hallazgo en el dengue también ayudará a crear antivirales contra el zika, la fiebre amarilla, la encefalitis de San Luis y del Nilo occidental, entre otras.

El descubrimiento fue realizado por integrantes del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (CONICET) en la Fundación Instituto Leloir (FIL) y en las fases finales contó con la colaboración de profesionales franceses y estadounidenses.

“Nosotros identificamos una región del virus dengue que funciona como un freno a su multiplicación”, resumió la doctora Luana de Borba, primera autora de este trabajo publicado recientemente en la revista científica “mBio” de la Sociedad de Microbiología de Estados Unidos.

El estudio pretendía definir cuál era la función de una pieza del genoma viral que está duplicada (DB1 y DB2) y que en un principio se creía que cumplía un papel similar: aumentar la potencia del virus.

Sin embargo, la investigación arrojó que son antagónicas y que mientras la presencia de una hace que se ponga en marcha la multiplicación del patógeno, la otra actúa como un freno. “Al sacar esa estructura de la célula del mosquito, el virus es capaz de reproducirse más veces”, multiplicándose hasta por diez.

Este enfrentamiento entre las estructuras duplicadas funciona solo en la maquinaria interna del insecto, pues -explica la experta- la alianza entre ambos se restaura una vez que el virus infecta a células humanas. En ese momento, ambos pasan a potenciar la incidencia del patógeno.

El dengue es una infección vírica propia de climas tropicales y subtropicales que transmiten los mosquitos “Aedes aegypti” y “Aedes albopictus”.

Hasta la fecha no hay una cura específica para esta enfermedad, que en los casos más graves puede causar la muerte. De ahí la relevancia de este hallazgo, que abre la puerta a nuevos tratamientos farmacológicos.

“Este tipo de conocimiento básico que generamos en el laboratorio es lo que hace que se puedan estudiar después posibles antivirales para atacar el genoma del virus y combatir la enfermedad”, agregó la primera investigadora del estudio.

Confirma que este descubrimiento puede ser aplicable también en otros patógenos que pertenecen al género flavivirus (fiebre amarilla, el virus de Zika, la encefalitis de San Luis y del Nilo occidental, entre otras dolencias) que afectan a millones de personas en el mundo. De hecho, en los laboratorios del Instituto Leloir ya han empezado a probar la fórmula en estructuras de RNA del genoma del zika.

“Los flavivirus incluyen un grupo diverso de virus de importancia médica que circulan entre mosquitos y humanos (…); cada especie impone fuerzas selectivas diferentes sobre la población viral. Usando el virus del dengue como modelo, encontramos que las estructuras de RNA que se originan a partir de duplicaciones en la región viral no traducida 3 ‘(UTR) están bajo diferentes presiones selectivas en los dos anfitriones”, se lee en el estudio.

Este trabajo que tiene como coautores a Sergio M. Villordo, Franco L. Marsico, Juan M. Carballeda, Claudia V. Filomatori, Leopoldo G. Gebhard, Horacio M. Pallarés, Sebastian Lequime, Louis Lambrechts, Irma Sánchez Vargas, Carol D. Blair y Andrea V. Gamarnik.

La actuación de los científicos de EEUU y de Francia

Tras las pruebas en células realizadas por los investigadores del CONICET en Argentina, científicos de la Universidad de Colorado, en Estados Unidos, completaron el experimento en mosquitos vivos, en tanto que otro equipo de expertos del Instituto Pasteur de París (Francia) realizó el mismo tipo de ensayo en mosquitos portadores de otros tipos de dengue para ver cómo reaccionaba el genoma.

“Ellos encontraron mutaciones, modificaciones y adaptaciones del genoma en los mosquitos que eran muy parecidas y concordaban con los hallazgos que encontramos acá”, explico De Borba.

Según la investigadora, “falta mucho todavía” para contar con una vacuna u otro remedio que se pueda aplicar a la población para protegerla de estos males, aunque destacó que “nunca se sabe qué descubrimiento puede acelerar” el proceso.

La lucha científica es constante contra el dengue, mal que en las últimas décadas ha aumentado enormemente su incidencia en el planeta. Se estima que cada año se producen alrededor de 390 millones de infecciones por dengue, lo que ha llevado a la Organización Mundial de Salud (OMS) ha situar esta patología como una de las diez amenazas a la salud mundial para 2019.

Las alarmas caribeñas contra el dengue están sonando desde enero, cuando fueron activadas por la Agencia de Salud Pública del Caribe (CARPHA), como Salud de Acento informó oportunamente:

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