¿Qué le pasa a tu cuerpo cuando comes chile picante y por qué puede ser bueno para tu salud?

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Cualquiera que haya probado un ají bien picante sabe que puede causar una sensación de dolor.

Hay chiles de todas las formas, tamaños, colores y bravuras, pero todos tienen algo en común: la sensación de quemazón que causan en la boca, los ojos, y cualquier otra parte del cuerpo con la que sus jugos entren en contacto.

Aunque la mayoría de la gente cree que la parte más picante del chile es la semilla, es la capita blanca y esponjosa que tiene dentro, llamada placenta, la que concentra más ferocidad.

La sensación de quemazón está causada principalmente por un compuesto químico llamado capsaicina, que se encuentra en unas glándulas muy pequeñas en la placenta del chile.

El cerebro cree que la boca se está quemando, literalmente

Al comer un chile la capsaicina entra en contacto con la saliva y se amarra a los receptores llamados TRPV1 que hay en la boca y en la lengua.

Los receptores de potencial transitorio V1, (TRPV1 por sus siglas en inglés) son unas proteínas que forman parte de nuestro sistema nervioso que están involucrados en la transmisión y modulación del dolor.

La función principal de los que están en la boca es detectar la sensación de dolor cuando algo está muy caliente.

Y la capsaicina hace que nos de la sensación de que se nos quema la boca porque la molécula encaja perfectamente con esos receptores.

Así que la señal que los TRPV1 envían le dice al cerebro literalmente que la boca está ardiendo.

¿Por qué pican los chiles?

LoroDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionLas aves no tienen receptores TRPV1 y no experimentan la misma sensación de ardor ante la capsaicina.

La razón por la que las plantas silvestres de chile empezaron a producir capsaicina originalmente fue para protegerse a sí mismas de que las comieran mamíferos como tú.

Desde una perspectiva evolutiva la planta prefería que fueran las aves las que dispersaran por el mundo sus semillas.

Y al contrario que los mamíferos, las aves no tienen receptores TRPV1, así que no experimentan la misma sensación de ardor.

Así que para el ají producir capsaicina se convirtió en la manera ideal de evitar ser devorados por los mamíferos sin dejar de ser atractivos para las aves.

Fuente:BBC

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