Se acabó el tiempo para Meadowlark Lemon, el «Príncipe Payaso» del baloncesto, quien murió esta semana a los 83 años.
Alma y sonrisa de los famosos Trotamundos de Harlem, Lemon aseguró en 2003, cuando ingresó al salón de la fama del baloncesto, que su destino había sido «hacer a la gente feliz».
La gracia y habilidad de Lemon fue evidente desde que se unió a los Trotamundos o Globetrotters en 1954, hasta el punto que permaneció durante 24 años deleitando a millones de personas alrededor del mundo con sus trucos, malabares y sentido del humor.
Fue reconocido por sus espectaculares tiros desde el centro de la cancha y sus pases por la espalda, pero también por sus rutinas cómicas, que arrancaron carcajadas del público en la gradas o a través de los numerosos programas de televisión en los que fue protagonista junto a sus compañeros de equipo, incluido una caricatura de Hanna-Barbera.
La popularidad de los Trotamundos llegó a tal nivel que logró presentarse en los estados con más problemas raciales en el sur de Estados Unidos en la década del 50 y jugar en la Unión Soviética en plena Guerra Fría.
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Además, según resalta en su página de internet, actuó junto a sus compañeros frente a papas, reyes, reinas, presidentes y aficionados en casi 100 países.
Embajador
En total participó en más 16.000 juegos, según su propia cuenta, y quedó inmortalizado en la historia de más de 80 años de los Trotamundos cuando se retiró el número que lo identificó durante su carrera, el 36.
«Nosotros nos divertimos, disfrutamos lo que hicimos y encuentro que los niños de hoy sólo van a la universidad a jugar baloncesto para ganar dinero. No fue nuestro caso», declaró en 2001 en una entrevista con la cadena de televisión estadounidense ABC.
«Sólo quería salir allí y entretener».
Pese a esas palabras, dejó el equipo en 1979 tras una disputa salarial y trató de relanzar su carrera formando otros quintetos de exhibición, pero nunca pudo repetir el éxito de los Trotamundos.
En 1993, se volvió a vestir de corto con los famosos colores blanco, azul y rojo de los Trotamundos para una última gira de 50 partidos.
«Para una generación de aficionados, el nombre de Meadowlark Lemon fue sinónimo de los Trotamundos de Harlem», dijo el director ejecutivo del equipo Kurt Schneider.
«Fue un increíble artista y brindó felicidad y recuerdos para toda la vida a millones de aficionados alrededor del mundo. Hemos perdido a un gran embajador del deporte».