El tradicional y pesado vestido de novia, con largas colas y repleto de encaje, pedrería, transparencias y bordados, ya no convence a las millennials, etiqueta que engloba a los nacidos entre 1982 y 2004.
Cada vez más, las mujeres evitan convertirse en princesas de cuento de hadas y priorizan la naturalidad.
En ese sentido, las casas de novias más famosas, como Vera Wang, se están adaptando a esta nueva filosofía. “Las clientas de ahora tienen un estilo muy personal, saben lo que quieren, leen revistas de moda, están al día sobre tendencias”, ha dicho en entrevistas Wang.
Y la corriente más aplaudida es que las jóvenes son novias naturales, espontáneas y que no quieren gastarse un dineral en su vestido.
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El tipo de traje que eligen estas novias es, por definición, muy personal. Quieren ser ellas mismas sin ornamentos superficiales.
Lo más importante de su boda es estar a gusto con sus seres queridos, por lo que están reinventando las tradiciones, poniendo el compromiso y el amor por encima de las apariencias. Se casan porque quieren, y no sienten que deban hacerlo por ningún tipo de presión social.
Y sí, se quieren casar. Contrario a lo que muchos creen, según el New York Times, más del 60% de las bodas que se celebraron en 2022 fueron de millennials. Son parejas que también quieren conseguir éxito profesional y que apuestan más por el estilo personal que por el lujo.
Fuente-Hoy.