¿Qué es el óxido nitroso y por qué sus emisiones comienzan a preocupar a los científicos?

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Las emisiones de óxido nitroso (N2O), el tercer gas de efecto invernadero más importante después del dióxido de carbono y el metano, han crecido sustancialmente desde 2009 y a un ritmo ‘significativamente mayor’ al previsto, según una investigación publicada hoy en Nature Climate Change.

El estudio, liderado por la investigadora del Norwegian Institute for Air Research, Rona Thompson, ha sido realizado por científicos de una docena de países de todo el mundo, desde la Comisión Europea, al Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) o el Centro de Estudios e Investigación para la Gestión de Riesgos Agrarios Medioambientales de la Universidad Politécnica de Madrid (CEIGRAM-UPM).

¿Qué es?
El óxido nitroso es un gas volátil, incoloro, con un olor dulce y ligeramente tóxico, que provoca alucinaciones y estado eufórico en la persona, por lo que ha sido comúnmente utilizado como droga en algunos casos. Su estructura molecular es N2O, y esta formada por la unión de dos moléculas de nitrógeno y una de oxígeno. Químicamente es un gas estable, que no reacciona con otros elementos o compuestos. (Fuente: ECHA European Chemical Agency)

La única vía de administración del óxido nitroso es pulmonar, y por lo general, se inhala una mezcla de 65% de oxígeno y 35% de óxido nitroso, ya que la administración de la sustancia al 100% puede producir asfixia y consecuentemente la muerte.
Su mecanismo de acción consiste en llegar al cerebro a través de las vías respiratorias y disminuir la actividad normal de las neuronas. Dependiendo de su concentración y exposición, puede generar analgesia, excitación, anestesia quirúrgica (que se manifiesta por pérdida de la conciencia y amnesia) o depresión total del sistema respiratorio (que sin apoyo artificial, provoca un estado de coma y la muerte).
Con respecto a su incidencia sobre el medio ambiente, es un importante gas de efecto invernadero con una permanencia media de 100 años en la atmósfera. Actualmente se le atribuye el 5% del efecto invernadero artificial, además de atacar la capa de ozono, reduciéndolo a oxígeno molecular y liberando dos moléculas de monóxido de nitrógeno (NO).
Los científicos han estudiado las emisiones de N2O a la atmósfera en el periodo 1998-2016 y han constatado que ‘éstas se han incrementado considerablemente durante las pasadas dos décadas, pero especialmente a partir de 2009’, avisa Thompson.

Además, el estudio advierte de que la emisión de este gas a la atmósfera crece ‘a una velocidad significativamente mayor de lo esperado’.

Según el estudio, el aumento de las emisiones de óxido nitroso (N2O) -uno de los gases de efecto invernadero más destructivos con la capa de ozono- está directamente relacionado con el uso de fertilizantes agrícolas, con el aumento de la superficie dedicada a los cultivos fijadores como la soja y con la quema de combustibles fósiles.

‘El incremento de la disponibilidad de nitrógeno ha hecho posible producir más comida’, pero ‘la otra cara es la de los problemas ambientales asociados a estas emisiones’, lamenta Thompson.

En ese sentido, el estudio puntualiza que Asia oriental y América del Sur -con cultivos muy intensificados- son las regiones que más han contribuido al aumento mundial de emisiones y también dos lugares en los que el uso de fertilizantes podría utilizarse de una manera ‘mucho más eficiente’ y sin mermar las cosechas.

La investigación advierte de que las emisiones estimadas hasta ahora según los protocolos del IPCC -el panel de científicos expertos en Cambio Climático que asesora a la ONU- han subestimado las emisiones reales, por lo que insta a aumentar la investigación para hacer nuevas previsiones que tengan en cuenta ‘las complejas condiciones locales’.

Para el investigador del CEIGRAM-UPM y coautor del estudio, Luis Lassaletta, este trabajo confirma que ‘nos estamos acercando a los límites planetarios y para evitar cruzarlos, la administración, investigadores, productores y consumidores debemos actuar de forma decidida y coordinada’.

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