Uso de mascarillas en los barrios parece ser cosa opcional

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El uso de mascarillas ha pasado al parecer a ser un atuendo opcional en los barrios de la capital.

En las esquinas, los puestos de venta de empanadas, colmados, talleres de mecánica y frente a las casas, los ciudadanos se aglomeran rompiendo el distanciamiento social.

En cada uno de los grupos formados es evidente el uso reducido del atuendo preventivo hasta el punto de que los que utilizan destacan del resto.

En decir, lo normal es no tener la mascarilla o tenerla, pero mal colocada.

El caso se agrava en horas de la tarde y la prima noche tras haber sido extendido el horario del toque de queda a las ocho de la noche.

La socialización tradicional que caracteriza al dominicano ha retornado lo que podría desencadenar en un desborde de los casos positivos y eventualmente en la saturación del sistema sanitario.

Esto plantea un serio reto a las autoridades que se aprestan a anunciar la apertura de la tercera fase matizada con el anuncio de que pretenden endurecer las medidas de prevención.

Al respecto, el ministro de Salud Pública abogó hoy para que sea penalizado el no uso de mascarillas.

“Mantener el distanciamiento en físico en empresa, en establecimientos y comercios es una obligación, no nos hagamos los locos para entender que para garantizar la convivencia el virus durante la apertura económica y mantener una control en el sistema de salud, es necesario la responsabilidad ciudadana, empresarial en garantizar el cumplimiento de los protocolos”, dijo.

La planificación original del gobierno es que a partir de este miércoles 17 de junio, las pequeñas y microempresas de hasta 50 empleados podrán trabajar con el 100% de su plantilla, mientras que las empresas que superen los 50 trabajadores podrán disponer de hasta el 75% de su plantilla.
Pero desde antes del inicio de la primera fase de la reapertura no ha habido diferencias en las calles y las micro y pequeñas empresas operan según su capacidad.

Al inicio de la segunda EL DÍA evidenció que lo único que resaltaba vivíamos una etapa de emergencia era el uso de mascarillas, algo que ha cambiado notablemente.

A la crisis se suma el agravante de un período preelectoral con todas las tensiones que vienen con él; la falta de creencia en las instituciones públicas y la proliferación de acusaciones sobre un supuesto mal manejo de los fondos del Estado en los Estados de Emergencia.

Esta realidad presentará un duro reto en contener la pandemia del Coronavirus que a la fecha ha cobrado la vida de 605 personas y ha contagiado a 23,271 según los registros de Salud Pública.

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