El regreso de «West Side Story», a través de los ojos de Steven Spielberg

481
0
Compartir

Una de las noticias cinéfilas más impactantes de los últimos tiempos es la de que Steven Spielberg está filmando una remake de West Side Story, un célebre musical de fines de la década del 50, que tuvo su versión fílmica en 1961 codirigida por Robert Wise y el coreógrafo Jerome Robbins (que se quedó con 9 Oscars sobre 10 nominaciones, incluyendo Mejor Película) y que sigue dando vueltas por los teatros del mundo; cada tanto se repone y se activa una nueva ola de espectadores.

El título de distribución en Hispanoamérica es equívoco: Amor sin barreras, siendo que justamente su tema son las barreras entre dos grupos de jóvenes, uno de inmigrantes portorriqueños y el otro de blancos anglosajones. La trama básica remite a Romeo y Julieta, con sus amores cruzados entre bandos irreconciliables, un esquema trágico que viene dando resultados desde hace 500 años. El West Side de la historia original refiere a la zona de la ciudad de Nueva York donde radicaban predominantemente los latinos migrantes en la época del musical. Play

Es el primer musical de Spielberg (la subvalorada y cómica 1941 estuvo a punto de serlo) y la segunda remake de la carrera del gran director: la primera fue su versión de La guerra de los mundos (2005), una notable mejora de una película menor de la década del 50 y de la novela de H. G. Wells. No es poca cosa elegir un clásico como West Side Story, con protagonistas latinos, en un momento en el que esa inmigración está en el centro de la discusión política norteamericana, impulsada por la xenofobia de su presidente Donald Trump.

Como en todos los casos, Spielberg no ha dejado que se sepa mucho acerca de su nueva obra. Su guionista, Tony Kushner, con quien ya ha colaborado en Munich (2005) y Lincoln(2012), ha comentado que se basarán más fuertemente en la comedia musical teatral original que en la película de Robert Wise (aunque, a decir verdad, las diferencias entre una y otra son más bien insubstanciales). Se sabe que habrá un papel especial para Rita Moreno, quien fuera una de las protagonistas de la película de 1961, y que tendrá todas las canciones que han pasado a la historia, como TonightMaría y America.

Rita Moreno
Rita Moreno

A decir verdad, ese dato es el único relevante. La música de Leonard Bernstein y las letras de Stephen Sondheim resultan insuperables y será difícil que cualquier versión sea más recordada que las canciones, que atraviesan las épocas y son resignificadas una y otra vez.

La escena en donde cantan America es probablemente uno de los momentos más altos de síntesis de la cultura popular del siglo XX. Recordemos que se desarrolla en una terraza, con el grupo de portorriqueños discutiendo festivamente acerca de las ventajas de estar en EEUU o en Puerto Rico. La canción es un contrapunto entre las mujeres, positivas y deseosas de hacerse un lugar en la Tierra Prometida, y los hombres, cínicos y desencantados. Cada frase de un grupo tiene una respuesta en el otro. A «Industry boom in America«, dicho por las mujeres («Boom industrial en America«) se le responde «Twelve in a room in América» («Doce en un cuarto en America«), y así sucesivamente, mientras el desborde de la orquesta y la excitación de la coreografía exalta al espectador. Play

Vi la obra en vivo en Nueva York en su revival de los 80 y confieso que nunca sentí semejante euforia gracias a un espectáculo (bueno, quizás la corrida de Pity Martínez califica en el primer lugar). Lo cierto es que en una canción de cuatro minutos acompañada por un baile los autores logran definir las personalidades de los personajes, discutir los pros y contras de la inmigración, hacer reír, cantar, entusiasmar y todo con rima. Recordemos que en el momento de escribir las canciones de West Side Story, Sondheim tenía sólo 27 años.

Otro momento extraordinario es el de la canción Somewhere. La cantan Tony y María, losRomeo y Julieta de la versión. El encuentro entre los dos enamorados se da cuando la tragedia ya se hizo inevitable. Lo que cantan es una canción que mezcla una esperanza irracional con la conciencia de que sus sueños no podrán cumplirse en este mundo: hay un lugar para nosotros, hay un tiempo para nosotros, lo que queda claro para Tony y María es que ese momento no es ahora ni probablemente lo sea nunca. La canción es desgarradora y luminosa al mismo tiempo, y por esas características, fue adoptada como himno por la comunidad gay en la década del 80 y del 90, cuando la posibilidad de integración era vista como casi imposible.

Es imposible imaginar qué hará Spielberg con un material tan poderoso y tan poco dócil para un director con ambiciones y talento. Por eso parecía tan perfecto Robert Wise, el director de la primera versión, un realizador convencional y correcto que admitía poner al coreógrafo a su mismo nivel de director, para que sean las canciones las que brillen. En todo caso, la excusa es perfecta para volver a ver esa versión mientras esperamos que en algún momento del año Spielberg saque sus maravillosos conejos de la galera.

No hay comentarios

Dejar una respuesta