Una deuda de la época del Sha podría salvar a una británica cautiva en Irán

Londres debe a Teherán 400 millones de libras por la compra-venta hace 39 años de 1.500 tanques | La británica Nazanin Zaghary-Ratcliffe permanece encarcelada desde abril del 2016

761
0
Compartir

La libertad de Nazanin Zaghary-Ratcliffe, encarcelada en Irán –y separada de su hija de meses- desde hace año y medio podría pasar por el pago de una deuda contraída por el Gobierno de su majestad británica hace 39 años. Se trata nada menos que de 400 millones de libras esterlinas (casi 450 millones de euros) que Londres debe a Teherán por un contrato suscrito por el sha Mohamed Reza Pahlevi para la compra de 1.500 carros de combate y que quedó medio frustrado por la revolución islámica de 1979. Parte del material militar fue entregado y el resto, revendido a Jordania, pero los británicos nunca devolvieron el resto del dinero.

Londres, por supuesto, niega que se pretenda pagar de este modo por la liberación de la súbdita británica de origen iraní pero la especulación ha vuelto, una vez más, a la prensa británica después de la reunión el miércoles entre el marido de la cautiva y Boris Johnson. El secretario del Foreign Office, que se había resistido hasta ahora a recibir a Richard Ratcliffe, acabó haciéndolo después de una de sus habituales meteduras de pata. Johnson dijo a primeros de mes que Nazanin Zaghary-Ratcliffe, de 38 años y que trabajaba en tareas humanitarias para la Fundación Thomson Reuters, había viajado a Irán para enseñar periodismo. Semejante afirmación daba aún más pábulo al régimen de Teherán en sus acusaciones de espionaje. Nazanin Saghary-Ratcliffe había viajado a su país de origen para visitar a sus padres con su pequeña hija y fue detenida cuando iba a regresar a Londres el 3 de abril del 2016.

El secretario del Foreign Office, Boris Johnson, y Richard Ratcliffe, marido de la cautiva en Irán, salen de su reunión, el miércoles
El secretario del Foreign Office, Boris Johnson, y Richard Ratcliffe, marido de la cautiva en Irán, salen de su reunión, el miércoles (Pool / Reuters)

Ante la aparente pasividad del Gobierno, Richard Radcliffe promovió una campaña de apoyo en Change.org. En su reunión con Boris Johnson, logró arrancarle la promesa de que se intentaría que pueda visitar a su mujer en prisión y a su hija, Gabriella, que ha quedado en casa de sus abuelos.

La deuda de los tanques ya fue objeto de especulación hace un año. El asunto tiene su miga y se ha ido dilatando en el tiempo no sólo por las tensas relaciones entre Gran Bretaña e Irán sino también por las sanciones impuestas al régimen de Teherán.

El sha quiso construir un poderoso ejército, que habría dado a la industria británica de armamentos 2.000 millones de libras

En 1978, Irán era un gran cliente de la industria de armamentos británica y British Petroleum (BP) era la gran beneficiaria del crudo iraní. No por nada en 1953 Londres y Washington orquestaron el golpe de Estado contra el primer ministro Mohamed Mosadegh por su nacionalización del petróleo. El sha se convirtió en el guardián de Occidente en Oriente. Según una investigación del diario The Guardian basada en documentos desclasificados, el sha pretendía hacer del ejército iraní el quinto más poderoso del mundo, lo que podría dar a la industria británica de armas unos 2.000 millones de libras de la época.

A finales de 1978, el sha hizo el encargo de 1.500 carros de combate (1.750, según otras versiones) de las clases Chieftain y Scorpion, junto con 250 vehículos y material de apoyo. Y se barajaba la compra de barcos de guerra y aviones Harrier de despegue vertical. Pero a medida que la oposición crecía en Irán el gobierno del laborista James Callaghan se planteaba retirar su apoyo al sha. Cuando este huyó de Teherán, le negó el asilo en Londres. Según relata el historiador Mark Curtis en Secret Affairs: Britain’s Collusion with Radical Islam, Margaret Thatcher, que entonces era líder de la oposición conservadora, abogó entonces por cumplir el contrato de los tanques y tratar de asegurar los intereses británicos en Irán, pero el nuevo régimen del ayatolá Jomeini lo canceló.

Un carro de combate Chieftain Mk5 iraní en la guerra Irán-Irak
Un carro de combate Chieftain Mk5 iraní en la guerra Irán-Irak (Otras fuentes)

No está claro cuántos tanques fueron entregados, posiblemente 650, ya que se cree que en la guerra con Irak fueron movilizados unos 400 carros Chieftain. Los restantes acabaron en Jordania, y algunos vehículos blindados, precisamente en Irak. Londres tendría que haber devuelto a Irán 400 o 450 millones de libras por el material no entregado pero no lo hizo. Lo más curioso del caso, según Mark Curtis, es que Gran Bretaña siguió vendiendo armas a los ayatolás en los años ochenta durante la guerra con Irak (de hecho, y como Estados Unidos, se las vendía a ambos bandos). Esta guerra vio precisamente la mayor confrontación de carros de combate desde la Segunda Guerra Mundial.

En el 2009, Irán recurrió a un arbitrio ante la Cámara de Comercio Internacional, que le dio la razón. Al parecer, el fabricante de los carros de combate, International Military Services (IMS), participada en un 99% por el ministerio de Defensa británico tenía apartado el dinero para el pago. Pero no se podía efectuar el ingreso en ninguna cuenta bancaria debido a las sanciones impuestas por la Unión Europea en el contencioso por el programa nuclear iraní. O, mejor dicho, en caso de hacerlo la suma iría a parar al resto de los activos iraníes congelados en Gran Bretaña.

Teherán se dispuso a acudir a los tribunales británicos en el 2014 pero todo acabó en una serie de negociaciones más o menos secretas sin solución aparente. Qué duda cabe, semejante deuda siempre podía aparecer como baza en cualquier negociación.

No hay comentarios

Dejar una respuesta